domingo, 27 de junio de 2021

 


 Y sí, hace ya varios días (3 de junio) desperté con esa angustia rara de que algo extraordinario se cumplía. Quizá traía en la cabeza la portada de mi novela; acaso era otra imagen más vaga; algo propio de todo lo que me hizo escribir El cuadro, el cubo y siete pesos, no lo sé… lo cierto es que chequé en el colofón y descubrí que en junio de 2002 había salido ésta, mi primera novela experimental.

En su momento fue todo un acontecimiento (cada nacimiento de un libro lo es). Para empezar, el buen Alejandro Meneses (QEPD) se encargó de formarlo, de realizar el cuidado entero de la edición; un tiempo en que nos acercamos varias veces en su cuartel general (la extinta Matraca) a resolver dudas y seguir todo ese trabajo de editor, yo con una cerveza y él con su copa de vodka…

Fue mi primera novela fragmentaria, o fractal, como la llamó Yussel Dardón en aquel tiempo; una no dedicada a los géneros que siempre he cultivado, planeada como dispositivo literario… yo creía que me abriría nuevas puertas… Pero me equivocaba… O quizás las abrió, pero eran unas que yo nunca esperé…

Si bien tuvimos una muy buena presentación en la Casa de las Bóvedas, con el maestro Jorge Arturo Abascal, Günther Petrak (quien también hizo la cuarta de forros) y el mismo Alejandro Meneses, acompañados por Ricardo Escárcega (el editor de la BUAP en aquel momento); las cosas se detuvieron ahí… no hubo after show (todo mundo parecía muy apresurado) y la chica que yo esperaba para celebrar el momento (una sobrecargo) nunca llegó… Iba a escribir: ni mandó mensaje, pero yo aún no usaba celular… Quizá ese momento de triunfo abandonado (que me hizo, recordar Dogfight de Gibson y Swanwick), ese instante cuando has alcanzado una cima… y descubres que no tienes con quién compartir el instante, resultó devastador… Y también ser el preludio a una larga sequía de diez y pico de años….

Quizá, como lo sugería antes, el momento abrió extrañas puertas: no es que yo dejara de escribir, al contrario, concreté un libro de cuentos que tuvo que esperar casi doce años para aparecer en papel en su forma definitiva (soy de los que no deja de reescribir y el libro se llama Sueños sin ventanas); terminé una novela que H. Pascal (QEPD) se apresuró a pedirme para inaugurar una línea editorial en el IPN y que terminó sacando en un tiraje mínimo (creo que veinte ejemplares) en sus ediciones subterráneas Goliardos… Una novela que se echó a perder así de fácil, en esta tierra de editoriales celosas que muy rara vez intentan una segunda edición… Y así, con abruptos bandazos estuve fuera de imprenta más de una década….

Tampoco es que culpe a mi novela amarilla (por la portada, se entiende, aunque ecos del disco de Ceratti me retumban en la cabeza mientras escribo). El trabajo previo, de ese año, esa antología homenaje a Philip K. Dick que Lectorum me publicara, quizá inició este ciclo de errores… entre mis críticas a los autores, mis solicitudes de correcciones… y mi corto presupuesto que me impidió ir a CDMX a recoger el cuento de Taibo (quien aún no usaba mail; mismo que quedó fuera del libro, sólo por esa circunstancia, sumada, claro, a la carrera contra el tiempo para que el libro saliera en el aniversario luctuoso de Dick en 2002)… Las cosas empezaban a pintar mal… No recuerdo dónde presentamos El hombre en las dos puertas. Un tributo de la CF mexicana a Philip K. Dick, sólo el hecho de que fue muy sufrida su antologación… y ni el premio Sizigias que me entregaran Zárate y MAF, consiguió quitarle esa amargura… La antología me sigue gustando… pero prometí, por todos los gruñidos y peleas que ocasionó, no volver a antologar nada… Cosa extraña, la novela mal publicada por Pascal, también obtuvo un Sizigias… pero ahí terminó su historia…

En fin, supongo que ese despertar pensando en mi libro amarillo fue como salir de un sueño donde veía repetirse el ciclo de sequías y, acaso, este sea mi intento de frustrar el ciclo al contar, como sugería mi madre, la pesadilla, para que ésta no se cumpla.

Sólo que no recuerdo la pesadilla… Sólo este despertar… Y esa zozobra extraña…

Hace ya 16 años, se nos fue Meneses (4 de julio de 2005); hace casi once (el 8 de julio de 2010), se nos fue Juan Hernández Luna (que participó en el homenaje a Dick con un cuento original de CF) y hace casi tres (2 de julio de 2019) se nos fue H. Pascal (todos en julio, ¿ven?)… ¿Alguna suma inconsciente de mi cabeza?

No lo sé… Ni me declaro abusionero… y estas son sólo aproximaciones, debrayaciones en torno a un extraño despertar…

¿Alguno de estos tres libros volverá a ver edición? Quizá esa sería la pregunta pertinente… En FB, muchos parecieron tentados por el título y/o la portada… Habrá que ver en qué redundan los esfuerzos…

Del destino, no sé decirles nada…

See ya soon you people behind the screen…

PD.- Lo cierto es que hoy en día he sumado a mis libros publicados otra novela experimental y una de corte rural/realismo mágico que parecían destinadas a quedar en el cajón…

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